Y llegamos al que fue el último destino de nuestra ruta: San Francisco. Después de ver el parque de Yosemite y de comer, hacia las 4 de la tarde salimos dirección la costa Oeste. Tardamos unas 4 horas y pico que se nos hicieron interminables. Tampoco eran tanto tiempo, pero entre las curvas inciales de la carretera, el que se hiciera de noche pronto y los atascos de entrada a la ciudad, el viajecito nos pareció mucho más largo.
La pinturesca ciudad de San Francisco goza de las mejores calidades de vida de EEUU (según las encuestas) y no es de extrañar. Es una ciudad limpia, bonita y tiene buen clima. Además en sus calles reina un aire de vitalidad, hospitalidad y tolerancia que la hace destacar sobre muchas otras de este gran país.
Nosotros teníamos el alojamiento en Japantown (sí, hay un barrio de estilo nipón) en un hotel muy moderno y juvenil.
Nosotros teníamos el alojamiento en Japantown (sí, hay un barrio de estilo nipón) en un hotel muy moderno y juvenil.
Después de pasear por nuestra zona y encontrarnos con tiendas de comida japo, templos y jardines bien cuidados nos dirigimos a Alamo Square, una plaza ajardinada en una zona residencial rodeada de casitas de colores y de típicos "Flea Markets" (mercados de segunda mano). Entre curiosos y locales, la zona estaba muy animada.
Lo que más llama la atención de San Francisco como en cuanto a distribución son las grandes y rectas avenidas que cruzan la ciudad y sobretodo, el gran desnivel que hay a lo largo de ellas, como se puede apreciar en las fotos:
Más tarde cogimos un bus y nos fuimos directos al Castro, el barrio gay por excelencia y donde se encuentra la mejor "nightlife" (vida nocturna) de la ciudad. Allí paseamos, comimos y volvimos por la noche a bailar un rato. En todo el barrio hay referencias a los personajes importantes de la historia que allí lucharon por los derechos LGBT como Harvey Milk y a los acontecimientos más relevantes que hicieron de Castro un referente mundial en libertad y tolerancia.
Al día siguiente por la mañana nos dirigimos a una de las zonas principales y más variopintas de San Francisco, el Fisherman's Wharf. Este barrio de costa es uno de los más visitados pues está repleto de museos, restaurantes, tiendas, etc... Además hay diferentes "piers" (muelles) donde atracan los barcos y se puede comer pescado fresco y platos típicos como el "clam chowder" (caldo de almejas dentro de un par redondo).
Pero el más famoso sin duda es el Pier 39, entre otras cosas por unos habitantes muy especiales que se han adueñado del luegar, que no son otros que los cientos de leones marinos que campan a sus anchas sobre las plataformas flotantes del puerto.
Más tarde nos dispusimos a hacer la actividad must-do de San Francisco: cruzar el Golden Gate Bridge (el puente-emblema de la ciudad). La manera más típica es alquilando una bici y cruzándolo sobre dos ruedas (la opción turística, sin duda jaja). En la zona del puerto Fisherman's Wharf hay multitud de sitios de alquiler y allí nos cogimos unas bicis y nos fuimos a pedalear dirección al puente. Desde allí hay un paseo martítimo muy chulo lleno de zonas verdes, parques y mucha gente haciendo lo mismo que nosotros.
Una cosa que sorprende de San Francisco, es que en pleno verano, no hace tanta calor como en el sur de California. El ambiente es fresco y el viento es frío. Como dijo Mark Twain: "the coldest winter I ever spent was summer in San Francisco". No es para tanto (le diríamos al señor Twain) pero ciertamente sorprende. Además como se puede ver en las fotos pillamos un día cubierto de niebla (cosa que es bastante común allí). Y aunque no pudimos apreciar el puente y las vistas al 100%, la niebla le daba un toque más interesante.
Este frío nos lo encontramos, sobretodo, cruzando el puente. Tuvimos mucho viento en contra y eso hizo que tardaramos más y nos costara más también. Desde el puente teníamos vistas de Alcatraz. Esta famosa prisón ya en deshuso se encuentra en un islote en el centro de la Bahía de San Francisco, a la que se puede acceder en ferry para visitarla.
Después de comer y reponer fuerzas llegamos a la famosa Lombard Street, seguramente uno de los puntos más fotografiados de la ciudad, pero que en realidad no deja de ser una simple calle repleta de curvas casi imposibles. Se creó con el objetivo de reducir la pendiente que presentaba la calle y hoy en día hay hasta cola para bajar por la calle.
Entre tanto gran edificio llegamos al barrio de Chinatown. Éste es el barrio chino más antiguo de norteamerica y la comunidad asiática más grande fuera de Asia. Sin duda un lugar para ver y dejar de sentirse en América durante un rato.
Hay multitud de restaurantes y bazares chinos repletos de objetos coloridos, de esos que comprarías pero que en realidad no necesitas. Aunque la que más nos gustó fue esta minúscula fábrica de galletas de la suerte. Esas que están huecas por dentro y contienen una frase que el azar atribuirá a tu futuro. No pudimos evitar comprarnos un paquetito allí mismo.
Y así nuestro viaje llegó a su fin. Nos despedimos de Estados Unidos con pena pero satisfechos. Es un país que nos encantó por la gran belleza que alberga y por su gente, que nos sorprendió gratamente. Una de nuestras rutas favoritas que siempre recomendamos a todo el mundo. Fácil y perfecta para hacer a tu aire, llena de contrastes y lugares que admirar.
Sabemos que nos quedaron parques por visitar, estados que cruzar y carreteras por las que disfrutar conduciendo, pero tenemos claro que volveremos y descubriremos más y mejor este país del que se piensa que se sabe mucho, pero en realidad hasta que no lo vives en primera persona, no lo acabas conociendo de verdad.
Desde aquí un gran abrazo a nuestro amigo y compi de viaje Alberto, que hizo que el viaje fuera aún mejor y sin el cual no hubiéramos sido "the italian triplets".
Un saludo grande de Mike y Charls. Y a seguir mundileando!
Sabemos que nos quedaron parques por visitar, estados que cruzar y carreteras por las que disfrutar conduciendo, pero tenemos claro que volveremos y descubriremos más y mejor este país del que se piensa que se sabe mucho, pero en realidad hasta que no lo vives en primera persona, no lo acabas conociendo de verdad.
Desde aquí un gran abrazo a nuestro amigo y compi de viaje Alberto, que hizo que el viaje fuera aún mejor y sin el cual no hubiéramos sido "the italian triplets".
Un saludo grande de Mike y Charls. Y a seguir mundileando!
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