Muy buenas a todos!
Acabamos de regresar de nuestro "sailing trip" alrededor de las Whitsundays y hemos vuelto maravillados.Ha sido una experiencia estupenda, en la que todo ha ido rodado. Era la primera vez que navegábamos y sin duda nos hubiéramos quedado algunos días más.
Nuestro yate se llamaba Ragamuffin y era un ex-yate de competición. No era demasiado grande pero era perfecto para las 14 personas que éramos.
Por dentro sí que era bastante minúsculo como se puede apreciar en las fotos. Teníamos que jugar constantemente al tetris para ir moviéndonos de un lugar a otro. Las camas estaban dispuestas que parecía una colmena de abejas y el lavabo tenía toda una historia de palancas y botones que tenías que activar si no querías que el barco se inundara y se hundiera.
Al mando estaba Dave, un capitán de barco de pies a cabeza, con un buen mostacho y un accento australiano complicado, siempre concentrado y serio cuando daba órdenes, pero con un punto de humor que lo hacía entrañable. Y luego Morgan, un chico galés de sólo 19 años que a parte de todas los trabajos de fuerza del barco, ha sido nuestro chef.
Una cosa buena ha sido que hemos podido participiar de las diferentes faenas de abordo, como ayudar a izar las velas, recogerlas, coger el timón durante un rato...
El primer día fue llegar, conocernos, habituarnos y la verdad es que enseguida congeníamos con todos y se creó super buen ambiente.
Después de comer fuimos a hacer buceo y snorkell. Los dos hicimos buceo, Carlos iniciación y Mike certificado. Estubo muy chulo aunque hubo un momento crítico bajo el agua, dado que Mike se percató que tenía la bombona de aire bajo mínimos una vez habían bajado ya unos 15 m, y tuvo que hacer cambio de bombona debajo del agua.
A media tarde, cenita y ver la puesta de sol.
Anclamos entre las islas Hook y Whitsunday, rodeados de mar, naturaleza y de un silencio que en muy pocos sitios hemos vivido. Es una sensación super bonita que hemos experimentado por primera vez y nos ha encantado.
La noche en el barco hemos dormido así, así... en los camarotes hacía mucha calor, a media noche nos llovió un poco y a las 5 ya amanece. Pero la sensación de subir a bordo a las 5 de la mañana tu solo y de nuevo disfrutar de la sensación de paz que te ofrece el mar es increíble.
Ya la gente va apareciendo poco a poco y el desayuno entra de maravilla. El ritmo es suave suave y cada vez hay mejor ambiente entre todos.
El segundo día el barco no arrancaba así que aprovechamos para pasar un buen rato haciendo saltos divertidos (eso si, siempre con los trajes para prevenir de picaduras de medusas).
Más tarde fuimos a hacer snorkelling a un sitio precioso lleno de corales de colores y formas diferentes, enormes y muchos peces.
Después de comer fuimos a Whitheaven beach que pudimos ver desde el aire unos días antes cuando lo sobrevolamos en avioneta. No defraudó.
Sin duda se entiende que esté considerada como las más bellas del mundo. La arena es blanquísima, pues es de tipo silicio, que como curiosidad está prohibido llevarsela de la playa. Si te pillan por ejemplo en el aeropuerto con un botecito con arena de recuerdo te puede caer una multa de más de 1000 euros. Sólo lo han permitito una vez y fue hace años para construir un telescopio de la NASA, así que podéis imaginar cómo de protegida está.
Total que llegamos a la playa por un caminito en la montaña y las vistas llegando ya eran sublimes.
Una vez en la playa sientes que no puede ser de verdad: los tonos de azul, el blanco de la arena, las formaciones onduladas del agua cristalina, la immensidad... y también el calor que era insoportable.
Así que fuimos a meternos al agua en la que vimos un montón de mantas raya nadando plácidamente y hasta algun tiburón pequeño. El agua estaba realmente caliente.
De vuelta comimos, nos relajamos un poco con un buen té y navegamos hasta un nuevo punto de anclaje donde disfrutamos de nuevo de un atardecer charlando en la cubierta, una rica cena.
Ya de noche, el capitán del barco nos hizo una introducción a las constelaciones (ya que las estrellas se veían super brillantes) y con un láser fue señalando y explicando sus formas y nombres. Fue un tranquilo anochecer en el que alguno de nosotros durmió al aire libre, bajo un gran cielo estrellado y la brisa marina.
El último día fuimos de nuevo a hacer snorkell a otro sitio precioso en el que si cabe, vimos más peces y unos corales grandiosos.
Estubimos disfrutando durante un buen rato. Después comimos, hicimos unos cuantos saltos más, fotos y partimos de vuelta a Airlie Beach.
Por la tarde quedamos todos para cenar en un restaurante/bar del centro rodeados de "typical young australian people on holidays" lo cual fue un espectáculo curioso. Ver como bebiendo bebiendo los gritos y locura iban "in crescendo". Música en directo, fast food barato y mucha cerveza corriendo por las mesas. Sweet- como dirían aquí.
Hoy toca relax y prepararse para nochevieja en la que la mayoría de gente irá a la playa (siiiiiii, pasar fin de año en la playa!) y veremos los fuegos y celebraremos un que acaba un año genial y empieza otro mejor. Pero eso será en unas horas. De momento, hoy, vamos a tomarnoslo con calma.
Un abrazooooooooo
Mike y Karlos