MUNDILEANDO: Costa Oeste de Estados Unidos: Baja California (México)

Después de San Diego seguimos el road trip dirección sur y cruzamos a México, al estado de Baja California.

La primera parada fue Mexicali. Esta ciudad como bien indica su nombre (Mexi = México, Cali= California) es uno de los accesos principales entre los dos países. Curiosamente adjunta a Mexicali se encuentra Caléxico (de nombre inverso) que la ciudad fronteriza en el lado estadounidense.

Tardamos unas 3 horas y media en llegar y lo que nunca olvidaremos fue la bocanada de aire caliente a más de 40 grados y el clima seco que nos azotó al salir del coche. Incluso de noche las temperaturas son sorprendentemente altas.

Mexicali es una ciudad grande y poblada. Nosotros vimos poco, debido a la calor sofocante, nos refugiamos en una bolera y bien fresquitos echamos el rato. Estuvimos por la zona más auténtica de Mexicali, un barrio vecinal fuera de la zona turística y con muchos comercios locales, entre los que habían las dulcerías, que son inmensas tiendas de golosinas que destacan por sus coloridas piñadas expuestas en primera linea de calle decorando los establecimientos.

Después fuimos a comer comida auténtica mexicana a casa de Álex. Su madre nos cocinó unos tacos deliciosos y pasamos un rato estupendo. Su familia fue muy hospitalaria y pasamos la noche con ellos (después de salir de "antros" y cantar en un karaoke con Alex y sus amigos).

Al día siguiente retomamos la ruta. Y en dirección a la costa Oeste, a medio camino, paramos en La Rumorosa. Es una parte natural de la carretera que lleva a Tecate, la que está ubicada en la parte más alta de la montaña, con lo que las vistas fueron impresionantes.

Y en unas dos horas desde Mexicali, llegamos a Tijuana. Esta ciudad tiene una fama innegable la cual conocíamos y teníamos presente, pero al ir con gente local nos sentíamos confiados (aunque no dejaban de decirnos que guardáramos la cámara).

Tijuana es la ciudad más poblada de Baja California y la ciudad fronteriza más visitada del mundo. Unos 50 millones de personas cruzan la frontera por Tijuana cada año. Estuvimos paseando por las avenidas principales, coloridas, llenas de comercios y de grandes banderas que muestran el gran sentimiento patriótico que tienen los mexicanos.

La falta de recursos de gran parte de la población, junto a los casos de violencia, hacen que sea considerada una ciudad peligrosa. Sin embargo, nosotros no tuvimos ningún problema. A día de hoy ,parece que la situación está mejorando, como podemos leer en esta noticía del diario digital La Tercera.

En Tijuana pasamos una noche inolvidable bailando como locos en un "antro" hasta altas horas de la mañana. No nos fuimos de Tijuana sin ir a La Casa del Mole poblano, donde comimos pollo al mole delicioso!

Y al día siguiente continuamos en dirección sur y paramos en Rosarito. Esta pequeña ciudad es un destino turístico importante por sus imponentes playas en las que practicar surf o simplemente tomar el sol y por sus fiestas veraniegas. Nosotros coincidimos con una celebración playera multitudinaria que agolpó miles de mexicanos en grupos de familia y amigos bebiendo, comiendo y pasándola bien al ritmo de las orquestas populares a orillas del Pacífico.

Seguimos y llegamos a dormir a Ensenada. Al día siguiente visitamos esta bonita ciudad costera y marinera, llena de embarcaciones pesqueras y un bonito paseo marítimo. En el muelle paseamos por las coloridas paraditas de comida y souvenirs hasta que llegamos al famoso Mercado Negro, donde se puede comer pescado y marisco fresco en la multitud de restaurantes que se encuentran alrededor.

El mismo día por la tarde nos acercamos a La Bufadora. Esta atracción turística natural fue una de las cosas que más nos sorprendió y divirtió. Es como un geisher pero en el mar que se sucede desde una cueva en la zona del acantilad gracias a la fuerte acción del oleaje en esa zona. Las erupciones de agua pueden llegar a los 28 metros de altura y se suceden con pocos segundos de diferencia.

Se accede a través de una entrada llena de paraditas de souvenirs y comida. Nuestros compatriotas mexicanos no pudieron resistirse a tomarse un snack autóctono: coco troceado con extra de chile picante!

Pasamos un buen rato e incluso nos remojamos un poco. Aquí tenéis fotos y video: