17/7/15

El lago Titicaca: Uros, Amantaní y Tequile (lado Peruano)

Hola mundileros! Como van los calores veraniegos?

Aquí de calor nada, más bien frío.

Ayer después del Machu Picchu regresamos a Ollantaytambo a dormir y así por la mañana lo pudimos visitar. Es un pueblo pequeño pero con mucho encanto, con calles de piedra, una plaza central atestada de locales, un mercado básico pero muy auténtico y también tiene unas ruinas incas dignas de visitar. 








En un par de horas ya lo habíamos visto todo, así que decidimos adelantar la vuelta a Cusco porque allí había más para hacer y comer y así ya teníamos a tiro de piedra la estación de autobuses para la noche.

Así que sobre las 12 cogimos un colectivo (dígase de esas mini vans que van recolectando a gente con el mismo destino y cuando están llenos parten). Y a medio día estábamos de nuevo en Cusco. Lo primero que hicimos fue ir a la Terminal Terrestre de transportes para dejar las mochilas y poder pasear tranquilamente hasta las 10 de la noche que teníamos el autobús dirección Puno.

Fuimos a comer a un vegetariano muy barato, El Encuentro (calle Santa Catalina Ancha 384) donde por ejemplo había un menú con ensalada, sopa, plato principal, bebida y mate por 8 soles (2,3 euros). Cuesta creer, pero es así.

La espera hasta las 10 de la noche se nos hizo un poco larga, porque a partir de las 6 de la tarde oscurece y cae el tremendo frío. Nos resguardamos en una cafetería a entrar en calor con infusiones y dulces y sobre las 8 fuimos caminando (nos pareció que no estaba tan lejos) hacia la estación de autobuses. Después de caminar una media hora y cada vez encontrándonos en zonas menos iluminadas y alejadas del centro, decidimos montarnos en el bus urbano que nos dejaba en la puerta, a pesar de que ya nos encontrábamos muy cerca. Más vale prevenir...

El autobús que cogimos de la compañía Cruz del Sur no tenía nada que ver con los transportes que cogimos el verano pasado en Brasil para distancias largas y de noche (que cogimos unos cuantos). Estos tenían televisión individual (tipo las de los aviones), asientos reclinables y bien acolchados, mantas y hasta un refrigerio (panecillo salado y bebida caliente). Queríamos ver películas pero el sueño se apoderó de nosotros bien pronto y quien más, quien menos, todos echamos el ojo durante unas cuantas horas.

A las 5 de la mañana llegamos a la estación de Puno, todavía de noche y con un frío que nos produjo un choque térmico fulminante al bajar del bus. Entramos en la estación en plan... y ahora qué hacemos? Nos fuimos a tomar un desayuno en la primera planta por 6 soles (1,7 euros) incluyendo tostadas con mermelada, zumo natural de piña, huevos revueltos y mate de coca... ahí es nada. Así entramos en calor e hicimos tiempo para ir hacia el puerto. Además teníamos vistas al lago Titikaka mientras iba amaneciendo.

Sobre las 7 nos dirigimos al puerto. Se puede coger un taxi por unos 4 soles o se puede caminar un kilómetro. Nosotros con maletas y mochilas optamos por la opción fácil. Nuestra idea era ir a una de las islas del lago Titikaka. 

En Titikaka hay más de 40 islas y como no, la mayoría son destinos muy turísticos, ya sea para una excursión de un día o de varios pudiendo pernoctar en alguna de ellas.
Nosotros queríamos ir a una llamada Amantaní. Se trata de una isla pequeña de no más de 4000 habitantes donde todavía se puede ver y sentir su auténtica cultura. Para ir a esa isla hay que coger un ferry y hay varias empresas que hacen los tours por las islas.
Hay que buscar la caseta que pone el nombre de la isla que lo llevan un colectivo de gente local que se encargan de organizar el transporte en ferry hasta la isla y luego colocarte con una familia donde poder comer y dormir y de alguna manera convivir.


Fue muy fácil encontrar la caseta porque más bien dicho nos encontraron a nosotros. Pero también es cierto que tienen competencia y hay otras agencias que van a ofrecer lo mismo, un ferry más rápido y más comodidades de alojamiento, pero evidentemente ahí pagas a la agencia y los precios están inflados. 
Cogiendo el tour oficial del colectivo, el transporte en ferry de ida y vuelta parando en 3 islas cuesta 30 soles (8,8 euros) y el alojamiento en casa de locales de Amantaní con comida, cena y desayuno también 30 soles. Además del buen precio, estás ayudando directamente a los locales de la zona.

A las 8:20 de la mañan partía nuestro "ferry". La verdad es que no se le puede llamar ferry por el tamaño. Talvez por la velocidad de la embarcación sí, porque daba la impresión que íbamos a 10 por hora. En el ferry ibamos unas 14 personas de diferentes nacionalidades, todos muy majos.

  

Este famoso lago se encuentra entre Perú y Bolivia y por tanto pertenece a los países. Lo de lago es por llamarle de alguna manera, porque inmenso (más de 8500 metros cuadrados) y su visión recuerda más a un mar que a un lago. Está a 3812 metros sobre el nivel del mar lo cual lo convierto en el lago más alto del mundo además de ser el más grande de Sudamérica.


Aunque nosotros íbamos a Amantaní, el ferry hacía una parada antes en las Islas Flotantes de Uros. Este conjunto de islas artificiales son en realidad construcciones tradicionales que los habitantes llevan haciendo ancestralmente. Estos islotes están hechos a base de totora, que son unas plantas acuáticas muy robustas. En la actualidad hay más de 20 islas de Uros pero no todas están habitadas. Unas sirven sólo de lugar turístico y sus gentes solo acuden en los horarios de los ferrys turísticos para hacer el paripé.
Nosotros ya habíamos leido sobre estas islas que son súper turísticas y un saca dinero y la verdad no teníamos intención de ir, pero como el ferry paraba pues bajamos y observamos el espectáculo. 






Una habitante de la isla nos explicó como creaban las islas, como vivían y cómo era su día a día. La parte que nos nos gustó en absoluto es que nos decía que básicamente vivía de "nosotros" (haciéndonos la pelota claramente) y con lo cual luego nos propuso un paseo en una embarcación hecha a mano también de totora y también su artesanía, siendo bastante persuasivos para intentar que compraramos, aunque pero siempre de buenas maneras. 




(ya que no montaron en el barco ni compraron artesanía, Carlos y Kike decidieron ayudar a descargar una barquita llena de ramas de totora).

Fue una trampa turística pero hay que decir que es curioso ver como es una de estas islas y caminar sobre ellas pues no es suelo firme y es interesante la sensación de estar sobre algo tan artesano. Además, uno de los capitanes del barco muy majo nos dijo que justamente en la isla en la que paramos viven realmente las personas que conocimos, no como otras.

De esa isla fuimos a Amantaní y el ferry tardó como unas 3 horas (a esa velocidad bananera). Entre que dormimos un poco y subimos al tejado a tomar aire y a ver las bonitas vistas al mar ejem... lago, no se hizo demasido pesado.



Llegamos a Amantaní y allí nos recibieron las mujeres del pueblo y en grupos nos fueron colocando con familias. Al ser nosotros 4 ya teníamos el grupo formado. Nos tocó una chica que se llama Naty, una chica de 22 años, muy reservada que nos acompañó a su casa. La isla de Amantaní tiene mucha pendiente, no hay carreteras, ni coches, ni motos, ni perros. La electricidad por cable es muy límitada y el poco uso que hacen de la corriente es gracias a pequeñas placas solares que hay en los tejados de las casas y de los establecimientos. 
El camino a su casa fue largo, duro (por las subidas y la altura) pero bonito.




La casa de la nuestra familia era muy sencilla y básica: el baño no tiene luz, la ducha es una tubito (olvídate de agua caliente), no hay nevera (comen lo que cosechan o compran ese día), no hay tele ni tecnologías (por descontado), todo el mundo se conoce y llevan una vida muy tranquila. 






Al llegar nos tenían preparada la comida: de primero ropa de quinoa con verduras y de segundo tubérculos (papas, moniato, ocas, habas, etc...) hecho al horno con queso Peruano a la plancha. De postre (o bebida) infusión de muña. La muña es una planta muy aromática que tiene propiedades digestivas y contra el mal de altura. Durante las comidas nadie de la familia comía con nosotros pero si estaban por la cocina y aunque eran muy reservadas y casi no hablaban de vez en cuando nosotros les íbamos sacando alguna palabrilla.




(esta cosita sólo tenía 1 día de vida)

Después de comer, Naty nos indicó el camino a la cima de la montaña donde están las ruinas de Pachatata (Padre Tierra). Parecía más cerca pero en la subida tardamos como una horita con paraditas para respirar e ir viendo los animales y la artesanía (las mujeres se iban poniendo a los lados del camino ofreciendo sus tejidos).







En Amantaní las mujeres elaboran artesanía (en su mayor parte tejidos, ropa, complementos...) y los hombres se dedican a la agricultura. 




Las vistas desde la cima (de 4150 metros sobre el nivel del mar) eran muy bonitas, del lago y de los campos conreados y las plantaciones. Nos sentamos a descansar, relajarnos con las bonitas vistas y a ver subir la gente (fuimos casi los primeros) que subían a ver la puesta de sol que llegó al cabo de una hora y que nos ofreció unos colores muy bellos sobre el lago Titikaka.




Bajamos oscureciendo y en la plaza Carlos y Kike se tomaron unos pinchos de alpaca a pesar de que íbamos a cenar a las 19:00, pero no se pudieron resistir al buen olor que procedía del chiringuito de una señora Almanteña.




Al llegar a la casa nos habían preparado la cena: de nuevo sopa de verduras y de segundo spagettis blancos con su infusión (no un menú al que estamos acostumbrados en la cena pero es de bien nacidos ser agradecidos.
Antes de ir a dormir salimos a ver las estrellas y podemos decir que en Amantaní hemos visto el cielo estrellado más bello que recordamos.

A la mañana siguiente, sobre las 6:45 nos esperaban para desayunar. Nos prepararon unas tortitas (tipo pancakes) con mermelada y infusión. Y a las 8 la madre de Naty nos acompañó al puerto. Allí volvimos a montar en el ferry que nos llevó a la isla de Taquile. 


Esta isla (más pequeña que Amantaní y con poco más de 2000 habitantes) es muy bonita también y los lugareños son gente muy agradable que te saludan al pasar aunque no dominan mucho el español. Hemos caminado hasta lo alto de la colina donde está la plaza del pueblo con 4 tiendecitas, una pequeña iglesia, una escuela y poco más.




En Taquile sucede al reves que en Amantaní: lo hombres tejen y son las mujeres las que se ocupan de la agricultura. En esta isla son más estrictos en las tradiciones, como por ejemplo los niños se casan muy pronto. A partir de los 11 o 12 años las niñas ya las casan y pronto tienen hijos.








Sobre las 11 de la mañana hemos ido a almorzar (sí, un poquito pronto pero ya teníamos hambre) y un local nos ha llevado a su restaurante donde por 15 soles (4,4 euros) hemos comido un menú de sopa de quinoa con verduras, trucha a la plancha con guarnición, pan e infusión. 




El dueño del restaurante nos ha contado cosas muy curiosas sobre las vestimentas de la gente de la isla. Los sombreros de los hombres (chuyos) dicen mucho del estado civil de ellos. Por ejemplo:

(sombrero todo rojo: hombre casado)

(la mitad del sombrero en blanco, hombre soltero) 

(las mujeres casadas llevan estas telas negras por encima y colores más bien oscuros)

(los jefes del pueblo suelen llevas encima de los chuyos, estos sombreros negros que denotan autoridad).

Hemos disfrutado de buenas vistas desde la terraza del restaurante y sobre las 12 hemos bajado de vuelta al ferry por le otro lado de la isla que nos ha dejado estampas así de bonitas:





 (esta niña Tequileña ha querido ponerse en la foto sin pedírselo)


Ya en el barco hemos tenido 3 buenas horas de vuelta a Puno sentados en la azotea del ferry con el buen sol que nos ha dejado la tarde.



Y hemos llegado a Puno donde pasamos la noche. 


Mañana muy prontito (a las 6) cogeremos el bus dirección Bolivia, más concretamente a Copacabana (nada que ver con el Copacabana de Rio de Janeiro). Así que vamos a dormir que mañana toca madrugar!

Un besote a todos!!!

5 comentarios:

  1. Buenas, otra vez os digo que se me cae la baba por todas las experiencias y esos paisajes que quitan el sentido y la comida, todo parece muy natural, muy bonito todo, vosotros os veo bien ,¿el frio es mas que aqui?. Muy bien, os deseo que sigáis disfrutando y cuidaros mucho os quiero Mam

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  2. Me alegra todo lo que contais y que os sintais cercanos con la naturaleza y los lugareños. Desde aquí lo sentimos como espectacular y natural .... Pap

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  3. Divertiros y aprovechar esas noches tan frescas, pues aqui os espera unas temperaturas de lo mas saharianas. Y la mama dice que os abrigueis bien, jaja.

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  4. Divertiros y aprovechar esas noches tan frescas, pues aqui os espera unas temperaturas de lo mas saharianas. Y la mama dice que os abrigueis bien, jaja.

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  5. Divertiros y aprovechar esas noches tan frescas, pues aqui os espera unas temperaturas de lo mas saharianas. Y la mama dice que os abrigueis bien, jaja.

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