Hola mundileros!
Ayer dijimos adiós a Queenstown y nos pusimos rumbo a los dos glaciares más famosos de Nueva Zelanda: Fox y Franz Josef Glacier. Eso sí, antes de irnos nos pegamos un buen desayuno en uno de los parques de la ciudad.
Nuestro coche para esta segunda etapa del viaje no es tan molón como el primero. Si os decimos que tiene para meter casettes y no para CD, os podéis hacer una idea de cuantos años tiene. Pero la verdad es que no salió tirado de precio, y a caballo regalado...
De Queenstown hasta Fox Glacier tardamos unas cuatro horas, ya que fuimos parando bastante por el camino. La primera parada fue para ver las Blue Pools, en el Parque Nacional del Monte Aspiring. La verdad es que paramos porque esperamos bañarnos en unos lagos azules, pero la verdad es que era un río de agua gélida y de color más bien verde. Así que dimos un paseo y nos volvimos al coche.
La segunda parada fue para comer. Nos paramos en el pueblo de Haast a comer una "delicatessen" de los neozelandeses, los Whitebait, que son unos pececillos muy pequeños y muy caros que les pirran a los de aquí. Los probamos en forma de tortilla en un remolque muy cool.
(vamos, como una tortilla de camarones...)
La verdad es que es bastante curioso como iba cambiando el paisaje a medida que avanzábamos. Al principio, eran lagos y montañas, pero después se volvió más selvático a medida que nos acercamos a la costa y a los glaciares.
Hacia las dos llegamos al Fox Glacier y realizamos la caminata más típica de todas ellas, que te lleva a unos 200 m del glaciar. Esto es lo más cerca que puedes llegar sin contratar un tour organizado, puesto que puede resultar peligroso andar cerca del glaciar. El paisaje era muy particular, con un río de agua blanca, y acantilados de color oscuro. Esto junto con la niebla le daba un toque muy apocalíptico.
Después de ver el Fox Glacier, fuimos a comprar al super porque teníamos una necesidad imperiosa de una tortilla de patatas. Y a pesar de cocina con aceite de canola, que es muy común aquí, debemos decir que nos salió de rechupete.
Después de cenar, nos relajamos un poco en el jacuzzi y la sauna del hostel (sí, aquí los hostels son muy "pro"). Y por último, nos fuimos a un bosque cercano a ver los glow-worms. Éstos son gusanos (larvas de un tipo de mosca) diminutos que tienen la particularidad de brillar en la oscuridad. Sinceramante, caminar por el bosque totalmente a oscuras y ver decenas de lucecitas brillando en el bosque fue mágico.
Hoy nos hemos levantado pronto porque íbamos a hacer un tour en el glaciar Franz Josef (el más grande de los dos). El tour se llama Ice Explorer y por unos 300$ te llevan en helicóptero hasta el glaciar y luego allí haces una excursión guiada por el hielo, pasando por cuevas, etc. Teníamos muchas ganas, pero como el día ha amanecido nublado, pues nuestro gozo en un pozo: nos lo han cancelado. Así que nos hemos tenido que conformar con hacer un paseo similar al que hicimos el día anterior en el Fox Glacier y hemos podido ver el glaciar a unos 300 metros.
Con un sabor agridulce, hemos retomado nuestra ruta hacía el norte. Quedaban unas 6 horas por delante hasta el Abel Tasman Park, el tramo más largo de todo el viaje. Aunque entre las paradas y que en NZ no te puedes fiar mucho de google maps porque la conducción resulta más lenta de lo esperado, hemos tardado como unas cuantas horas más.
(nos desviamos para ver una antiguo pueblo minero)
(también nos encontramos con una bonita escuela antigua conservada como museo)
Nuestra primera parada ha sido Hokitika, un pueblo costero con un ambiente muy peculiar. Allí hemos comido en un sitio muy auténtico una comida muy típica en Nueva Zelanda: Fish & Chips. Nos lo hemos comido tranquilamente en un banquito con vistas a la playa.
Hemos retomado la marcha hasta Murchison, donde hemos merendado y visitado una tienda muy cool. Se trataba de un antiguo establo reconvertido en una tienda vintage con todo lo que os podías imaginar del año de la pera (máquinas de escribir, carritos, muebles, etc.).
(también hicimos una parada para merendar... aquí los arándanos son baratísimos!)
Finalmente, hemos llegado a Motueka, la base para explorar el Abel Tasman Park, hacía las diez de la noche. Del viaje nos ha sorprendido, lo escasamente habitada que está la isla sur de Nueva Zelanda. Entre un pueblo y el siguiente (y pueblo aquí son literamente cuatro casas) hay unos 100 km de prados con ovejas, cabras y vacas. Todo es muy rural aquí.
Mañana haremos una excursión en el parque con kayak, y esperamos ver focas y disfrutar un poco del sol. Será nuestro último día en la isla del sur, ya que nos encontramos en la recta final del viaje.
Os seguiremos informando.
Un abrazo mundileros!
PD/ Muchas gracias por los mensajes en el blog y en facebook, los leemos siempre y nos encantan (aunque no siempre los contestemos). Thank you!!!
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